Cronica de la caravana
Già Erodoto distingueva tra la cronaca dei fatti e la loro interpretazione.
In teoria, dovrebbe bastare una buona cronaca. Solo che, per risultare comprensibile, bisognerebbe collocare i fatti nel loro contesto.
Ad esempio, se banalmente ci si limita a raccontare uno scontro tra polizia e manifestanti come se fosse un incontro di calcio, ci si può avere solo un’idea da tifoso.
“Mi piacciono gli studenti”, cantava Violeta Parra. “Io sto con i poliziotti”, scriverà Pasolini dopo gli scontri di Valle Giulia.
Certo, trattandosi di 2 grandi, argomentano la loro scelta. Poi, ognuno sceglie da che parte stare.
Scelgo di pubblicare questa cronaca fatta da una rete televisiva di Veracruz, Messico, perché racconta i fatti e li coloca nel loro contesto.
Spero risulti comprensibile anche ai lettori di lingua italiana.
Nel link, troverete un’ampia ed eloquente dimostrazione fotografica del racconto.
Voces de la caravana: La “dictadura” y “la injerencia de EE.UU” están detrás del éxodo en Honduras
Integrantes de la caravana migrante y líderes sociales del país centroamericano aseguran que la crisis política provocada por el gobierno de Juan Orlando Hernández detonó la migración masiva hacia EE.UU.
Manuel Hernández Borbolla RT 7 nov 2018 23:19 GMT
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La crisis migratoria en Honduras fue detonada por la “dictadura” del presidente Juan Orlando Hernández, apoyada por EE.UU., denuncian integrantes de la caravana migrante y líderes sociales hondureños.
A lo largo de varias entrevistas realizadas por RT a los hondureños que conforman la caravana migrante, la gran mayoría de ellos coincide en que decidieron salir del país debido a la falta de trabajo, así como el aumento en el precio de los alimentos y el combustible. Cuando se les pregunta qué provocó esa situación, muchos de ellos señalan la crisis política desatada a raíz del cuestionado triunfo de Hernández a la presidencia de Honduras como el acontecimiento que detonó un éxodo migratorio sin precedentes.
Las consecuencias de una “crisis política”
“Esto es una crisis política, porque los políticos allá todo el dinero se lo están comiendo, se lo están robando. Juan Orlando Hernández le da trabajo a los de él”, asegura Alexis Lagos, uno de los migrantes hondureños que acampa en el Estadio Jesús ‘Palillo’ Martínez, ubicado al oriente de la Ciudad de México.
“A Salvador Nasralla le robaron la presidencia”, afirma. “Ellos tienen como una manta en frente para que los problemas no salgan del país”.
Alexis Lagos relata que trabajaba como albañil. Tenía tres meses sin encontrar oportunidad de empleo, a pesar de que tiene tres hijos y apoya a su madre. “No tuve otra opción, porque no teníamos para comer”, cuenta.
Durante la travesía, le tocó presenciar la muerte de su primo en la ciudad de Tapachula, Chiapas, al sur de México.
“La parte más difícil de mi vida es que teníamos tres personas y un primo mío se murió en el camino. Esa fue la parte más dura de esta osadía”, relata Alexis, quien desconoce las causas médicas que ocasionaron el fallecimiento de su familiar.
Pero Alexis no es el único en considerar que la situación en Honduras se recrudeció a partir del actual gobierno.
Huyendo de una “dictadura”
Mientras espera en una de las carpas que se han instalado en el campamento para ser atendida por un padecimiento de asma, Isis Guzmán intenta recordar cuándo comenzó a deteriorarse la situación en Honduras: “Eso viene siendo desde hace cuatro años”, dice.
“Desde hace seis”, la corrige Edil Antonio García, quien trabajaba como mecánico en Honduras. “Desde que Juan Orlando ganó la presidencia el empleo se fue para abajo”, afirma.
Mientras varios migrantes centroamericanos hacen fila para recibir un poco de comida en el campamento instalado en Ciudad de México, un soldador hondureño, que porta una camiseta roja del Chapulín Colorado, cuenta cómo decidió salir de su país para escapar de lo que considera una “dictadura”.
“El sistema de vida no es muy bueno: salud, el sistema monetario, todo eso. La canasta básica es muy alta y uno trata de tener una vida mejor de la que nos ofrecían, uno trata de venirse de una dictadura”, relata el hombre, quien considera que el gobierno de Juan Orlando Hernández fue producto de una imposición.
A finales de octubre, en Pijijiapan, Chiapas, otros migrantes hondureños integrantes de la caravana coinciden en que la carestía que enfrenta el país fue provocada desde que el actual presidente hondureño asumió el poder.
Hermis Ramos es un joven de 23 años que trabajaba como albañil y carpintero antes de salir de Honduras. Ganaba 2.400 lempiras a la semana (100 dólares) cuando llegaba a tener trabajo.
Ramos explica que en su país existe el programa Bolsa Solidaria, impulsado por el gobierno, que consiste en la entrega de media libra de manteca, una libra de arroz, otra de frijoles y una de maíz. Pero en casas como la suya, con siete miembros en la familia, ese apoyo resulta insuficiente. “Con eso no va a dar abasto. Y si no hay trabajo, ¿qué puede hacer uno? La mayoría de los jóvenes roban allá, los matan jovencitos, de 15 o 16 años. No hay trabajo”, dice.
“La canasta básica está muy alta. El combustible sube cada lunes”, se queja Hermis.
Le preguntan cuándo se agravó la situación y responde: “Desde que entró el presidente de Honduras”.
El papel de EE.UU. en el conflicto político hondureño
Para el periodista y activista Bartolo Fuentes, quien es señalado por el gobierno de Honduras de ser el principal orquestador de la caravana migrante, la situación política de Honduras está vinculada a la injerencia de EE.UU. en Centroamérica.
“Hay un gobierno de EE.UU. que impone su criterio porque tiene bases militares en Honduras. Porque los que entrenaron a los militares en Honduras son los mismos gringos y son los que salieron a matar a la gente en las calles cuando protestaron por el fraude electoral. Y ahora quieren deslindarse, y buscar quién es el culpable. Y quieren decir que un pinche periodista Bartolo Fuentes es el que trae a toda esta gente. ¡Por favor!”, sostuvo Fuentes durante la conferencia de prensa que otorgó, el pasado martes, en el campamento de la caravana migrante en Ciudad de México.
El periodista, quien durante años ha seguido de cerca las historias de migrantes centroamericanos, es tajante al afirmar que la política exterior estadounidense es responsable de buena parte de la crisis política en Honduras.
“¡Ellos son los invasores! Nosotros no invadimos EE.UU. Si Donald Trump no lo sabe, hace más de cien años en Honduras hubo más de 200 empresas mineras sacando el mineral de nuestro país sin pagar nada por esos metales que se llevaron. ¿Y qué quedó en nuestras comunidades? ¡Los puros hoyos! Los hombres y mujeres enfermos, y los pueblos en la miseria”, señala Fuentes.
El activista también consideró que la propuesta del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, de ofrecer trabajo a los migrantes centroamericanos es bien recibida como una medida de emergencia, pero considera que los organismos internacionales tendrían que responsabilizarse por el éxodo masivo de migrantes hondureños.
“Sinceramente, nosotros no creemos que tenga que ser México que cargue con toda esta situación, porque no es México quien ha saqueado Honduras, no es México quien dio el golpe de Estado”, afirmó Fuentes, tras destacar la completa ausencia de la embajada de su país desde la entrada de la Caravana a territorio mexicano.
Otros críticos del actual régimen hondureño consideran que la manera en que EE.UU. apoyó el golpe de Estado en 2009 contra el entonces presidente de ese país, Manuel Zelaya, así como el respaldo de Washington a Juan Orlando Hernández, acusado de haber cometido fraude en las elecciones de 2017, explican las causas políticas que originaron el éxodo masivo de la caravana migrante.
“Todo tiene su autoría en las políticas injerencistas del imperialismo yanqui, eso no tiene discusión alguna. El piraterismo financiero internacional nos tiene hundidos con un endeudamiento que por eso sostienen estos régimenes dictatoriales, producto de negociar con corruptos y ladrones”, afirma el sociólogo y periodista Milton Benítez.
“Acaba de decir Trump que el dinero se lo roba Juan Orlando Hernández. ¿Pero por qué no dijo que se robaron las elecciones también?”, cuestiona Benítez.
¿Cómo se gestó la crisis política en Honduras?
El 28 de junio de 2009, tras meses de tensiones entre los Poderes de la República, el Ejército recibió la orden emitida por la Corte Suprema de arrestar al entonces presidente Manuel Zelaya, quien fue sacado a la fuerza del país. El acontecimiento significó un golpe de Estado en Honduras, repudiado abiertamente por la comunidad internacional y la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU).
Después del golpe, el Congreso de Honduras, encabezado por Roberto Micheletti, quien asumiría el poder tras el derrocamiento de Zelaya, decretó un estado de sitio y desplegó militares en las calles para contener las protestas.
Los sectores más conservadores de Honduras apoyaron el golpe, mientras el presidente depuesto hizo un llamado a la desobediencia civil.
Después de varios meses de tensiones, se realizaron las elecciones y resultó vencedor el derechista Porfirio Lobo Sosa, del Partido Nacional de Honduras.
La entonces secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, reconoció haber operado políticamente para impedir el regreso de Zelaya y apoyar las elecciones celebradas por los golpistas.
“En los días siguientes del golpe hablé con mis homólogos de todo el hemisferio, incluida la secretaria Patricia Espinosa, en México, con el objetivo de organizar rápidamente unas elecciones que tuvieran como resultado hacer irrelevante la cuestión de Zelaya”, según reconoció Clinton en su libro
Decisiones difíciles.
Desde entonces, Honduras vive un clima de inestabilidad política que ha repercutido en las condiciones de vida de la gente.
En 2014, asumió el poder Juan Orlando Hernández como presidente de Honduras. Durante su mandato se presentaron varios escándalos de corrupción y ocurrió el asesinato de la activista Berta Cáceres.
En 2015, el gobierno de EE.UU. aumentó la presencia de efectivos en bases militares de Honduras.
En 2017 se realizaron nuevas elecciones. En medio de acusaciones de fraude, Juan Orlando Hernández se impuso al candidato Salvador Nasralla, aspirante de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Ante las irregularidades que se presentaron durante los comicios, la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió la repetición del evento electoral, pero eso no sucedió.
De este modo, Juan Orlando Hernández fue investido para un segundo mandato, en medio de una crisis de legitimidad que persiste hasta la fecha.
Pobreza, violencia y desigualdad
Se estima que 64,5% de la población de Honduras vive en situación de pobreza y 42,6% en extrema pobreza.
Honduras también es el tercer país más desigual del planeta, sólo debajo de Sudáfrica y Haití, según un informe de 2016 del Banco Mundial (BM).
En tan sólo dos años, el precio de la gasolina se ha incrementado 23%, según datos del sitio Central America Data. Mientras en enero de 2016 un galón de combustible tenía un precio de 3,12 dólares por galón, al 5 de noviembre de 2018, ese mismo galón costaba 3,84 dólares.
El incremento en el precio de los combustibles en Honduras ha provocado protestas y aumentos en los precios de los alimentos.
Tras ser considerado el país más violento del mundo, el número de asesinatos en Honduras se ha reducido en los últimos años. Sin embargo, durante 2017 hubo un promedio de 11 homicidios diarios y una tasa de 43,6 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
Ante el complejo panorama social y político, un documento del Instituto Universitario Democracia, Paz y Seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras concluye: “La masiva ola migratoria iniciada como una caravana de hondureños desde el sábado 13 de octubre, saliendo de la ciudad de San Pedro Sula, y a la que se han sumado hondureños de otras regiones del país, es una exposición irrefutable de los resultados de la democracia y del modelo de desarrollo impulsado en las últimas cuatro décadas”.