Estamos todos en la misma chalupa

Estamos todos en la misma chalupa

“Donde la ignorancia grita, la inteligencia calla. Es una cuestiòn de estilo:
¡Señores se nace … Imbéciles también!”
Totò

El 11 de mayo de 2020 el Institute for Police Studies de Washington ha publicado un estudio sobre la pandemia y los multimillonarios en los Estados Unidos (Chuk Collins, Omar Ocampo, Sophia Paslaski, “Bilionaire Bonanza 2020: Wealth Windfalls, Tumbling Taxes and Pandemic Profiteers”, https://ips-dc.org/billionaire-bonanza-2020/):

Entre el 18 de marzo y el 10 de abril 2020 la riqueza de los multimillonarios estadounidenses aumentó alrededor del 10%, o sea de 282 mil millones de dólares.
Entre el 18 de marzo y el 10 de abril 2020 perdieron el trabajo más de 22 millones de estadounidenses.

Entre el 1° de enero y el 10 de abril, sólo la fortuna de Jeff Bezos aumentó de 25 mil millones.
Como pequeña comparación recuerdo que en el 2018 el PIB de Honduras, 23,9 mil millones de dólares, era iniquamente distribuido entre unos  9 millones y medio de habitantes.

La riqueza de los multimillonarios estadounidenses aumenta desde hace décadas.

Entre 2006 y 2018, casi el 7% del aumento real de la riqueza terminó en los bolsillos de los 400 superricos del país, cuya riqueza acumulada equivale a la del 64% más pobre de la población (210 millones).

Sin embargo, debe reconocerse que entre 2010 y 2020 la riqueza de los multimillonarios aumentó sólo de 80,6%, poco más de 5 veces la media del aumento de la riqueza en el país.
Poco si se considera que entre 1990 y 2020 su riqueza aumentó de 1.130%, poco más de 200 veces el aumento de la riqueza media del país (5,37%).

En 1983, las familias estadounidenses sin patrimonio o endeudadas eran el 15,5% del total.
En 2016, las familias estadounidenses sin patrimonio o endeudadas eran el 21,2% del total.

En 2018 la Federal Reserve comunicaba que el 60% de las familias estadounidenses no disponía de ahorros para resistir más de 3 meses sin percibir alguna renta.
El 39% no estaba en condiciones de afrontar un gasto extraordinario superior a 400 dólares.
Falta poco para los tres meses y el gasto en comida – gasto extra – seguramente ha superado los 400 dólares.

Esta extraordinaria concentración de riqueza tiene tres causas fundamentales: la pérdida de derechos del trabajo, la disminución de la presión fiscal sobre las grandes fortunas y los paraísos fiscales.

Como porcentaje de sus riquezas, entre 1980 y 2018 los impuestos aplicados a los multimillonarios estadounidenses disminuyó de 79%.

Contemporaneamente, las leyes han hecho más fácil esconder sus ganancias en los paraísos fiscales donde, se estima, los multimillonarios estadounidenses disponen de 21 billones di dólares.

La acumulación de riqueza corre en forma paralela a la concentración del poder, determinante para hacerse aprobar normas y leyes estudiadas para aumentar incansablemente sus ganancias y privilegios.

Pero, es correcto reconocer que entre estos multimillonarios algunos son filántropos con el corazón tierno.
Se les debe agradecer como corresponde.
Quien quiera tenerles presente en sus oraciones puede consultar la rivista “Forbes”, donde se mantiene actualizada la contabilidad de sus donaciones y obras de caridad (Hayley C. Cuccinello, “Billionaire Tracker: Actions The World’s Wealthiest Are Taking In Response To The Coronavirus Pandemic”, https://www.forbes.com/sites/hayleycuccinello/2020/03/17/billionaire-tracker-covid-19/#4339ccbd7e69).

El Institute for Police Studies estima que el conjunto de estas donaciones represente el 0,00001% de sus fortunas.

Pero también se debe recordar que entre estos multimillonarios algunos piden desde hace años que les aumenten sus impuestos.

En Italia (come en España y en América Latina), donde la palabra “patrimonial” demuestra fehacientemente el vulgar extremismo de quien la usa, parecerá seguramente exótico que, en junio de 2019, un grupo de estos multimillonarios haya escrito al Trumpo para solicitar la aplicación de una patrimonial del 1% a todos aquellos que tuviesen un patrimonio superior a mil millones de dólares.

Según los firmantes, la cifra recogida habría servido “para financiar el desarrollo de energías limpias, medidas dirigidas a disminuir los efectos del cambio climático, crear un sistema universal de cuidados para la primera infanzia, alivianar la deuda de los estudiantes, iniciar la modernización de la infraestructura, exentar o disminuir los impuestos de las familias con bajos ingresos, comenzar a resolver los problemas esenciales de salud pública … para mejorar la economía y reforzar nuestras libertades democráticas”.

La carta de los multimillonarios “pasó a la caballería”, según una conocida alocución italiana proveniente del jergo militar.
Como bien se sabe, la Caballería estaba formada esencialmente por nobles y ricos y la Infantería por soldados de humildes orígenes.
Los Infantes, logicamente, nada podían contra los abusos a los cuales los sometían los “caballeros” que normalmente les quitaban ropas, frazadas, cubiertos y todo lo que hiciese más confortable la vida militar al “caballero”.
Los objetos “pasados a la caballería” nunca eran restituidos a los legítimos propietarios.

En Italia, salvo honrosísimas excepciones, una propuesta como la de este grupo de multimillonarios estadounidenses sería censurada por la TV “por vulgaridad comunistizante”.
El miedo de los progresistas habría hecho el resto consagrando el paso inmediato de la proposición a la caballería.
Los infantes nada habrían sabido, entretenidos como están en criticar la conversión al Islam de Silvia Romano (tema exquisitamente personal), la no excelsa calidad de los invitados al programa televisivo “Non è l’arena” (abuso de concesión televisiva), la angustiosa espera del reinicio del campeonato de fútbol (cuestión ciertamente trascendental), los malhumores de un ex Papa (un problema de los creyentes) y/o la rendición del Estado a los extracomunitarios empleados en agrícultura concediéndoles de existir legalmente (por pocos meses), etcetera.

“Entre tanto, el padre notó que verdaderamente el muchacho estudiaba con amor y dedicaba todo su tiempo al estudio, pero que no sacaba provecho y, peor aún, se ponía cada vez más loco, cretino, fantasmagórico y delirante.
Quejándose un día con Don Filippo De Marais, vicerey de Papaligozza, éste le dijo que habría sido mejor no aprender nada que meterse en la cabeza esos libros, con esos preceptores: su ciencia era solamente bestialidad, su sabiduría basura útil solamente para contaminar los buenos y nobles espiritus y corromper toda flor de la juventud” (François Rabelais, “Gargantúa y Pantagruel”, Libro I, Capítulo XV, 1542).

Rodrigo Andrea Rivas

Lascia un commento

Il tuo indirizzo email non sarà pubblicato. I campi obbligatori sono contrassegnati *