Dios los cría pero el diablo los junta

Dios los cría pero el diablo los junta

Jeanine Añez Chavez, al centro, si rivolge alla folla dal balcone del palazzo presidenziale di La Paz, Bolivia, dopo essersi dichiarata presidente ad interim del paese. Credit…Federico Rios per il The New York Times

El 10 de noviembre de 2019 Evo Morales fue destituido por un golpe de estado.

El 11 de noviembre de 2019 hubo fuertes manifestaciones de protesta en los barrios del extremo sur de La Paz, en la zona de Los Almendros, Los Rosales, El Pedregal y Ovejuyo. La policía y las bandas parapoliciales no daban abasto para reprimirlas. El 12 de noviembre de 2019 salió un vuelo del aeropuerto argentino de El Palomar con un cargamento de armas antidisturbios.

Llegó el 13 de noviembre de 2019 a Bolivia. El 15 de noviembre de 2019 fueron masacradas 12 personas en Sacaba, Cochabamba y 125 resultaron heridas cuando la policía reprimió a una marcha de campesinos. Días más tarde hubo otra masacre en Senkata, El Alto, con 10 personas muertas y decenas de heridos. Secondo algunos “bromistas de izquierda italianos”, eran cifras insignificantes, inferiores a las de muertos en accidentes automobilísticos.

La semana recién pasada, el actual gobierno legítimo de Bolivia denunció formalmente que el Hércules que salió de Argentina llevó el armamento antidisturbios usado en esas matanzas.

Se recordará que, según el gobierno de facto de Jeanine Añez, los manifestantes se habían matadon entre ellos. Se recordará también que en esas manifestaciones populares en defensa de la democracia no hubo una sola víctima entre las fuerzas represivas y que todos los muertos y heridos eran manifestantes que defendían al gobierno del presidente Evo Morales.

Añez, su ministro de Interior Arturo Murillo y algunos militares, serán juzgados por sedición y por los crímenes de lesa humanidad cometidos por las fuerzas represivas en Sacaba y Senkata contra manifestantes desarmados. Teoricamente, porque el armamento que usaron fue enviado por el gobierno argentino, el ex presidente Mauricio Macri debería responder ante los tribunales bolivianos por esos delitos.

Macri había perdido las elecciones en octubre de ese mismo año. Cuando el vuelo irregular con armamento despegó de El Palomar, Macri se mostraba publicamente furioso por haber perdido la reelección. De hecho, pocos días antes había ordenado al Banco Central que dejara disparar al dólar: “Para que aprendan a votar”.

Un buen ejemplo de lo que se denomina “un hombre de estado”. Pero Macri no fue el único. El gobierno de Jeanine Añez pedía asistencia a los gobiernos amigos poque la intensidad de las movilizaciones estaba consumiendo el arsenal de armamento represivo. A la solicitud de la presidenta golpista respondió también el entonces presidente de Ecuador, el neoliberal Lenin Moreno, que envió otro cargamento con proyectiles y gases.

En Argentina, la denuncia oficial del gobierno boliviano es minimizada por la corporación de medios hegemónica. Se recordará que según los medios macristas, la derecha boliviana y algunos “expertos de izquierda” sumamente despistados, no hubo golpe de Estado sino que Evo “se fugó” para escapar de una revuelta popular. Una posición absurda si se considera el aplastante triunfo que apenas un año después alcanzó el MAS, el partido de Evo Morales, con Luis Arce, ex ministro de Economía de Morales.

Como dice el dicho popular, “Dios los cría pero el Diablo los junta”.

Rodrigo Andrea Rivas

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