Los condenados de la tierra en versión 5G

Los condenados de la tierra en versión 5G

“Aquí el que más fino sea, responde, si llamo yo. Unos dicen: Ahora mismo, otros dicen: Allá voy.

Pero mi repique bronco, pero mi profunda voz, convoca al negro y al blanco, que bailan el mismo son,cueripardos y almiprietos más de sangre que de sol, pues quien por fuera no es de noche, por dentro ya oscureció”.Nicolás Guillén, “Canción del bongó”

Roberto Speranza, ministro italiano de la Salud, ha anunciado que Italia procederá a la tercera dosis de vacuna contra el COVID-19.Probablemente recordando que milita en un partido de izquierda, ha agregado: “La vacuna no es un privilegio sino un derecho. Se deberá vacunar todo el mundo”.

Al 31 de agosto de 2021 Europa había vacunado con una dosis al 70% de su población; Norteamérica, Oceanía y parte de Asia habían superado el 50%.

Todos ellos se preparan a suministrar la tercera dosis y algunos ya han comenzado a hacerlo: Alemania, Francia, Reino Unido, Israel, Rusia, Emiratos Árabes Unidos, Chile y Uruguay.

Hasta el 30 de junio de 2021 el personal de salud de países como Chad, Burkina Faso, Burundi, Eritrea o Tanzania trabajaba sin estar vacunado porque no había llegado ninguna dosis. Ello, con sistemas de salud extremadamente precarios, hospitales poco equipados, materiales de uso clínico reesterilizados y un índice muy bajo de camas de cuidados intensivos.

La variante Delta circulaba en al menos 13 países del continente, disparando contagios y hospitalizaciones en Sudáfrica, República Democrática del Congo, Uganda, Kenia y Nigeria. Según la agencia Reuters, la región reportaba un millón de nuevos casos cada 26 días.

El 30 de julio de 2021, el Director General de la OMS, Thedros Ghebreyesus, declaraba: “En África las muertes han aumentado en un 80% durante las últimas cuatro semanas”.

En un artículo publicado en la revista científica Nature en agosto de 2021, Mosoka Fallah, ex Director General del Instituto Nacional de Salud Pública de Liberia, indicaba: “La tasa de letalidad actual del Covid-19 en África es un 18% más alta que el promedio mundial… Aproximadamente la mitad de los que ingresan en cuidados intensivos mueren en los primeros 30 días”.

Siempre el 30 de julio de 2021 el Director General de la OMS hablaba de la dificultad de alcanzar los objetivos de vacunación a nivel mundial (10% de cada país para fines de septiembre), si no se modifican las modalidades de distribución: “Hasta ahora se han administrado más de 4.000 millones de dosis de vacunas en todo el mundo.

Más del 80% ha ido a países de ingresos altos y medios altos, que representan menos de la mitad de la población mundial … Es necesaria la cooperación de todos, especialmente del puñado de países y empresas que controlan el suministro mundial de vacunas”.

En la misma ocasión Célestin Traoré, responsable de vacunación de Unicef para África Occidental y Central, explicitaba: “Hay una escasez en el mundo y los países en desarrollo, como los africanos, no cuentan con la financiación suficiente para adquirirlas”.

Digamoslo con palabras pobres: tercera dosis y generalización de la vacuna son dos cosas hoy día incompatibles.

En efecto, hasta el 30 de agosto de 2021 sólo el 2% de la población africana en condiciones de recibir la vacuna había sido inmunizada con 2 dosis. El 5% había recibido al menos una. En Sudáfrica, el país más rico del continente, se había vacunado sólo el 8,8%.

Desde hace meses, o años, la OMS y los epidemiólogos de todo el mundo nos advierten que es necesario distribuir vacunas en aquellos países que se encuentran más rezagados a fin de controlar globalmente a la pandemia.

Pero en verdad, existe otra posibilidad teórica que no se explícita por rubor o cautela: generalizar un sistema de apartheid.Además de problemas políticos (se espera), la globalización formal del apartheid pondría enormes problemas técnicos. Por ejemplo, de donde llegaría el coltán para nuestros teléfonos celulares?

Dicho todo eso, constatamos que la llegada de vacunas a África no avanza, a pesar del aumento de los fallecimientos por Covid-19 y de las a otras amenazas a la salud que aquejan diversos países: malaria, esquistomatósis, tuberculósis multirresistente, ébola.

Porque los apoyos internacionales sufren de anemia aguda y todo esto no constituye noticia para los medios (de información), se podría concluir que el aporte del ministro Speranza es muy significativo: ha mencionado una parte del problema.

Rodrigo Andrea Rivas

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