Esperando la Embajada

Esperando la Embajada

Los latinoamericanos, que ademas de ser mayoritariamente pobres son estremistas por nacimiento, sostienen que en Washington no hay golpea de estado porque no hay embajada estadounidense.
Cuchicheando en voz baja, me parece que los hechos del dia de reyes demuestran la veridicidad de esta tesis.

En otros lares, el embajador estadounidense habría llamado inmediatamente un surtido de Marines y Seals a apoyar “los rebeldes democráticos”.
La fuerza, no la razón, habría sancionado velozmente la victoria de los “demócratas”.
Ha sucedido así decenas de veces, y no sólo en América Latina que ha perdido desde hace tiempo la exclusividad de este indudable privilegio.

En la TV, expertos periodistas y periodistas expertos, todos aunados por la responsabilidad de mantener una numerosa prole, se encaraman sin sacarse los zapatos por todo tipo de espejo para llegar a la conclusión que la democracia es más fuerte de la sedición.

“Se ha tratado de un verdadero asalto al templo de la democracia”, coinciden los politicantes europeos, en Bruxelles, Londres, París, Berlin y Roma.
En Italia, el hermano del comisario televisivo Montalbano, ha dicho: “Nunca me lo habría esperado”. El teorico ministro del exterior, para dimostra que esta vivo, ha precisado: “Ha sido un baldón para la democracia”.
En Bruxelles ha fingido conmoción hasta el jefe de la OTAN, conocida asociación filantrópica responsable de la difusión y mantenimiento de la paz en el mundo.
Y todo ello, a pesar de que desde hace años el Trumpo era definido como “el más peligroso bandido de la historia política estadounidense”.

Sherlock no habría podido acumular una concentración de olfato e inteligencia política como aquella exhibida, impudicamente, por los politicantes de estos pagos.
Sucede porque en la oquedad de sus cabezas, la democracia es substancialmente un rito a celebrar con una periodicidad plurianual predefinida.
Del culto cotidiano se encargan las Bolsas.
Y normalmente las víctimas sacrificales, las esperadas y las efectivas, son muchas más que los 4 muertos de Capitol Hills.

Lamento que el Trumpo delincuente haya provocado tantos lutos. Mucho me temo que provocará otros.
Sì hubiese existido la Embajada, en vez de la “violencia barbárica” habríamos podido celebrar la “victoria de la razón”.
En vez del penoso espectáculo del ascenso de los espejos, los expertos periodistas y los periodistas expertos habrían celebrado el “rito de la victoria”.
La constante, por fortuna, es que sus numerosas proles se han grarantizado, contra todo viento y marea, el respectivo pan y sus respectivos acompañamientos.

No cabe duda: Gilbert Becaud se equivoba.
“L’importante ce n’est pas la rose”.
Lo importante es la Embajada!

Rodrigo Andrea Rivas

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