Tierra, agua, aire: fuego – tercera parte y conclusión
12.- En Colombia los resguardos indígenas ocupan el 28% del territorio nacional y los colectivos de las comunidades negras otro 5%.
Los resguardos son una institución de origen colonial español formada por el territorio reconocido como perteneciente a una comunidad de ascendencia amerindia, con título de propiedad inalienable, colectivo o comunitario, reglamentado por un estatuto especial autónomo y constituido en parte de los territorios tradicionales de los pueblos indígenas en las tierras de escaso valor agrícola.
Como en toda la región, durante la colonia y más aún después de la independencia, los indígenas han tenido que luchar constantemente para mantenerlos. En Colombia, esta lucha indígena por la tierra del Resguardo también ha sido lucha por conservar la forma colectiva de propiedad.
De los más o menos 5 millones de afrocolombianos, el 25% vive en las áreas rurales. La Constitución colombiana de 1991 les ha concedido el derecho a la propriedad colectiva de las tierras del Pacífico donde habitan desde la mitad del siglo XVI, cuando inicio la trata de esclavos africanos.
A los territorios indígenas y afrocolombianos se suman los territorios campesinos detallados en el “Informe 2015” del IPDRS (https://ipdrs.org/images/impresos/archivos/Informe%202015%20IPDRS.pdf).
En 2015, las tierras no controladas por el capital y las corporaciones multinacionales superaban el 40% del territorio colombiano total.
Si se controla la lista de estos territorios con las noticias de crónica actuales, se comprobará que son exactamente estos los territorios que están siendo invadidos y atacados ferozmente por grupos armados ilegales con la abierta complicidad del gobierno.
Aunque muchos fingen sorpresa “ante tanta ferocidad”, la verdad es que no existe un atisbo de sorpresa.
Las características y consecuencias de este proceso eran tan evidentes desde el inicio que el agrónomo y ecologista francés René Dumont pudo prever cada una de sus fases (véase “Le mal-développement en Amérique latine. Mexique, Colombie, Brésil”, 1981).
Ello aunque René Dumont fuese sobre todo un gran experto de África.
Porque desgraciadamente se conoce menos de cuanto se merecería, me gusta recordar una frase suya escrita al inicio del decenio de la decolonizzazione africana (1962), ignorada hasta hoy por buena parte de los africanologos:
“La mujer africana experimenta una triple servidumbre, a través del matrimonio forzado, a través de la dote y de la poligamia que aumenta el tiempo libre de los hombres y al mismo tiempo exhalta su prestigio social y, por último, a través de la desigual division del trabajo” (“L’Afrique noire est mal partie”, “El África negra ha empezado mal”).
Como acaece con todas las materias incluidas en el proceso de paz teoricamente en curso, la restitución concordada de tierras ha sido un sonoro fracaso.
A los campesinos se les han devuelto sólo 15 mil hectáreas, equivalentes al 0,023% de cuanto se les había robado sólo en los 20 años precedentes.
Además, la voracidad del capital colombiano está arrasando incluso las zonas que el Estado ha designado como zonas protegidas.
Sucede, por ejemplo, por lo menos en 31 de los 59 parques nacionales naturales actualmente en conflicto por el uso, la ocupación y la tenencia de la tierra.
Sucede en pleno proceso de paz, que se supone debería haber frenado este despojo.
No basta, porque también en Colombia la guerra por el agua se suma a la guerra por la tierra. Actualmente, en Colombia el agua está pasando a las garras de las grandes empresas transnacionales.
Por ejemplo, el gobierno está tratando de privatizar los 12.000 acueductos comunitarios existentes, que proveen el 40% del agua usada en las zonas rurales y el 20% de la empleada en las zonas urbanas.
De este específico saqueo se ocupa el Banco Mundial, organizador y director mundial de esta expropiación desde 1996.
Una de sus criaturas, el “Consejo Mundial del Agua”, elabora una visión global de la gestión del agua según criterios neoliberistas. La misma creatura la difunde a través de los “Foros Mundiales del Agua”.
Otra de sus criaturas, el Global Water Partnership (GWP), “asesora” a los gobiernos de países del sur para introducir las modificaciones legales que hagan jurídica y económicamente viables dichas privatizaciones.
Y para completar la obra, siempre el GWP redacta los criterios del pliego de licitación, rigurosamente respetuosos de los estándares internacionales que previamente han determinado ellos mismos, y proclama el ganador (véase Fernanda Sánchez Jaramillo, “Acueductos comunitarios: Resistencia popular contra la privatización”, 20 de diciembre de 2019, http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/332028).
13.- En México el acuífero más importante fue privatizado por el precedente gobierno. Actualmente pertenece al consorcio Enerall de propiedad de Alfonso Romo Garza, conocido como “el cacique del agua en Yucatán”.
En “Alfonso Romo: un cacique del agua en el paraíso maya” (https://aristeguinoticias.com/0203/mexico/un-cacique-del-agua-en-el-paraiso-maya), escriben los periodistas mexicanos Janet Cacelín, Alejandro Melgoza y Sergio Rincón:
“Alfonso Romo Garza, actual jefe de la oficina de la Presidencia de México, fundó la empresa Enerall en 2007. En los últimos 10 años, esta empresa obtuvo concesiones para explotar la mayor cantidad de agua subterránea destinada a uso agrícola en la Península de Yucatán.
Esta compañía biotecnológica se sirve del acuífero con la reserva más importante del país. Bajo su gestión, la disponibilidad media anual del acuífero ha disminuido del 43%.
La expansión de la empresa ha afectado negativamente la vegetación y la fauna.
No se sabe si se han ejecutado las medidas establecidas legalmente para mitigar el impacto ambiental.
Fue investigada por destruir sin autorización un cenote, o sea una gruta con agua dulce sagrada para la cultura maya. La investigación del caso se saldó con una multa sin que se remitiera el expediente para una averiguación penal.
Romo, uno de los empresarios más conocidos de México, dejó Enerall a finales de 2018, antes de integrarse al equipo de Andrés Manuel López Obrador, pero la propiedad de la compañía sigue estando en manos de su familia”.
14.- Conclusión
14.1. Alrededor de la mitad de la superficie latinoamericana vive actualmente bajo el ataque del capital y de sus aliados narcotraficantes y paramilitares, con la complicidad de los gobiernos.
El fuego concéntrico desencadenado sobre la población tiene un objetivo claro: expulsar los pueblos de sus tierras y territorios.
Con la pandemia en curso esta guerra se está intensificando. Para comprobarlo:
- Basta ver la cifra de asesinatos de líderes indígenas en el Cauca colombiano:
“Desde el inicio del contagio de Covid-19 han muerto 32 líderes sociales, 19 de los cuales desde cuando se impusieron medidas de confinamiento en todo el país el pasado 23 de marzo” (“Colombia ola de violencia arrasa con líderes sociales. Reportan 95 asesinatos en lo che va del año”, “La Jornada”, 9 de mayo de 2020). - Basta ver la extinción programada de los pueblos amazónicos y la contrareforma agraria en Brasil (véase Julia Dolce, “Reforma agraria popular y lucha por la tierra en Brasile”, “Tricontinental” 10 de abril de 2020 https://www.thetricontinental.org/es/dossier-27-tierra/).
- Basta ver la política del villano Lenín Moreno en Ecuador (Guido Proaño Andrade, “En Ecuador también quieren disminuir los salarios”, “CLAE” 28 de abril de 2020).
- Basta ver la persecución del pueblo mapuche en Chile (Equipo de Comunicación Mapuche, “Es urgente che el mundo democrático revise sus acuerdos comerciales con el Estado chileno”, “Rebelión”, 14 de enero de 2020).
- Basta ver la persecución contra los pueblos indígenas en Argentina.
Escriben Pericle Camuffo y Monica Zornetta en “Alla fine del mondo, la vera storia dei Benetton in Patagonia” (“Al final del mundo. La historia verdadera de los Benetton en Patagonia”, 2020, libro descargable libremente del sitio de la casa editora Stampa alternativa de Viterbo).
“El imperio de los Benetton en Argentina es talmente vasto que los ha transformado en los más importantes terratenientes del país (…)
Su fortuna ha sido favorecida por corporaciones rurales locales, fuerzas de gobierno, lobbies empresariales (…)
Desde hace tiempo, en las tierras patagónicas made in Benetton corre sangre. Son teatro de conflictos ambientales y sociales que no ahorran los más pobres. Los lagos, las montañas y los valles, los ríos, los caminos y los senderos que la gente Mapuche ha siempre utilizado para moverse de una a otra comunidad, son lugares preciosos porque proveen agua, plantas medicinales, pastos para los animales, campos de cultivo y porque además representan un vínculo siempre vivo con la tradición ancestral, con un pasado comunitario y espiritual constantemente reactivado y repracticado.
Pero las comunidades ancestrales no tienen más acceso a la mayor parte de este patrimonio natural: todo está cerrado con alambre de púa, repleto de carteles que imponen los límites insuperables de una propriedad privada, bloqueado con portones y candados, vigilado por cámaras que funcionan sin interrupción durante las veinticuatro horas y patrullas de diligentes vigilantes privados.”
No sólo la Patagonia:
“El grupo empresarial Cresud controla 370.000 hectáreas de la provincia de Salta, en los territorios ancestrales del pueblo wichi. En los primeros meses de 2020, han muerto en estos territorios nueve niños por desnutrición y falta de agua” (Fernando Frank, “El acaparamiento de tierras por el agronegocio se cobra vidas en America Latina”, “Grain”, 3 marzo 2020).
Eccetera.
14.2. Tras más de 500 años de ocupación y violencias, los pueblos originales siguen resistiendo.
En julio de 2019, la Maya kaqchikel de Guatemala, Aura Cumes, presentaba en una radio mexicana “Seguimos vivos. Pueblos Mayas, colonización permanente y horizontes de vida”:
“El nombre «Seguimos vivos» se me ocurrió porque los pueblos indígenas en todo el mundo, por ende en América Latina y en Centroamérica, han tenido un proceso de colonización permanente, y ese proceso de colonización ha tenido como centro el despojo.
Porque el despojo ha sido permanente cabe preguntarse ¿cómo es que seguimos vivos a pesar del despojo de nuestros cuerpos, individuales y colectivos, y de nuestros bienes …?
Y si hemos sido constituidos en la historia como seres despojables ¿qué es lo que nos mantiene vivos?
Este el marco en que estoy pensando la resistencia – no sé si resistencia sea la mejor expresión – como condición de sobrevivencia que hemos construido permanentemente a pesar del Estado colonial (…)
El sujeto colonizador es aquel que al interior de las mismas sociedades europeas constituye sí mismo despojando, rapiñando, depredando a otros. Lo llamo el sujeto del Uno, porque construye el mundo distanciándose y disociándose de la naturaleza para colocarse por encima, mandarla, interrogarla y penetrarla.
Es el sujeto que destruye el mundo de lo campesino europeo, lo degrada, lo sujeta y vive a partir de allí.
Es el sujeto que persigue a las mujeres para reducirlas a lo doméstico entendido como el lugar de la nada, que no se reconoce y se invisibiliza.
Es el sujeto que expulsa a moros, quema herejes y brujas.
Es el sujeto que se diferencia frente a lo negro africano esclavizándolo y luego hace lo mismo frente a lo indio.
Es este el sujeto europeo constituido que llega a los países que ahora nombramos América Latina trayendo a nuestros países todo lo que ha ensayado al interior de Europa, constructora central del capitalismo. Y aquí adquiere una característica particular, la raza: el sujeto
construido como el humano, como especie diferente y superior, al llegar aquí coloca sí mismo sobre otras especies, en este caso indígenas o indias, a quienes inferioriza. Por supuesto, la intención central de la inferiorización es el despojo (…)
Non siamo espropriati, né speriamo né viviamo in funzione del dominatore bensì malgrado il dominatore (…)
No. Nosotros no dependemos del sujeto colonizador” (“No somos sujetos culturales, somos sujetos políticos”, “Tujaal Radio”, 28 de septiembre de 2019, disponible in https://desinformemonos.org/no-somos-soggettos-culturales-somos-soggettos-politicos-aura-cumes-activista-maya-en-guatemala/).
Pienso que los pueblos amazónicos, mapuche, quechua, aymará, charrúa …, se salvarán por si mismos.
Que a nosotros toca usar los medios a nuestra disposición para facilitar su tarea.
Que toda iniciativa que ayude a esto, es útil.
Que todo protagonismo externo es por lo menos inútil.